Ya durante el mes de Mayo, hubo varios días que nos advirtieron de que el verano cordobés iba a ser especialmente caluroso. Por ello, cada vez que se nos ha presentado la oportunidad, los “capitolinos” del G40 (como nos llama el compañero Rafa Bermúdez, que se ha unido a nosotros en las dos últimas jornadas de trabajo) hemos hecho una serie de salidas para pasar un buen rato “trabajando” y de paso estar unos pocos de grados más frescos bajo tierra.

Ha sido un verano muy minero, ya que el ir en busca de cuevas por nuestra Sierra Morena bajo un sol de justicia (por no hablar de las garrapatas y demás bichejos) no hacía muy atractiva la idea.

Entre mediados de Mayo y finales de Agosto hemos hecho cuatro salidas tanto en la capital como en la provincia.

Tres de estas salidas han sido organizadas por Alejandro Ibáñez (arqueólogo provincial y trabajador incombustible) que nos llamaba cada vez que un ayuntamiento le avisaba de la aparición de agujero.

El primer trabajo espeleológico nos llevó hasta Montoro, donde un desprendimiento en un talud situado en el Pilar de Las Herrerías dejó al descubierto la boca de entrada a una mina de agua. En un principio se especulaba con la posibilidad de que la misma fuese una gran galería pero finalmente la topografía dio un desarrollo de 12 metros.

Una semana después recibimos otra llamada de Alejandro para trasladarnos hasta Espejo, en la comarca de la Campiña Cordobesa, donde apareció una presumible importante infraestructura hidraúlica durante las obras de remodelación de la Fuente de La Fuensanta. La sorpresa fue notable cuando durante la prospección nos dimos cuenta de la magnitud del descubrimiento: un aljibe romano del siglo I a.C en perfecto estado de conservación. La noticia corrió como la pólvora y diferentes diarios locales, páginas webs especializadas y las redes sociales, se hicieron eco de la noticia.

La siguiente salida se produjo en Julio y en la capital cordobesa, donde exploramos y topografiamos una mina de agua ubicada en una zona residencial de El Brillante. La tarde pasó volando y el resultado final fue una canalización de la que se conservan 60 metros de longitud. En un principio se barajó la posibilidad de que la conducción fuese de época romana, pero tras nuestra labor, esta opción queda descartada.

A la localidad de Valenzuela nos desplazamos a mediados de Agosto, llamados de nuevo por Alejandro Ibáñez, para inspeccionar la mina de agua que hemos bautizado como Canal de El Caño y la cual ofrece un desarrollo total de 100 metros entre suelos cubiertos de raíces y aguas ferrosas. No podemos establecer su cronología original, ya que la antigua fábrica constructiva está completamente recubierta por materiales contemporáneos.

Y finalmente, el 27 de Agosto pasamos el día de nuevo en Montoro. En la primera parte de la jornada estuvimos en dos pequeñas minas de agua: la de La Tenería y la de El Cañito (la primera con algo más de 20 m y la segunda no llega a los 10 m) y por la tarde volvimos al Pilar de Las Herrerías para realizar la descripción de la mina de agua del mismo nombre y para la toma de datos de dos pequeñas cavidades localizadas en la misma calle y a las que hemos llamado Cueva del Pilar de Las Herrerías 1 y 2.

Todas las cavidades citadas fueron exploradas al completo y topografiadas, además de realizar un detallado informe con información histórica de la cavidad y descripción de la misma (como viene haciendo regularmente el G40 en todos sus trabajos espeleológicos). Dichos trabajos están aun en fase de desarrollo y serán entregados a los diferentes ayuntamientos y posteriormente publicados para su consulta a quien interese.

Y hasta aquí el trabajo de campo que hemos hecho durante este largo verano la sección del G40 de Córdoba capital, donde han participado: Pancho Gamero, Abén Aljama, Emma Alvandor y Gloria Lara, además del compañero subbético Rafa Bermúdez y del colaborador del G40 y miembro del equipo de apoyo en superficie Paco Muñoz. Ahora sólo falta que nos pongamos al día con el “trabajo de oficina”.

Todo un placer pasar buenos ratos con esta compañía y aprendiendo en cada salida algo nuevo.