El mes de Mayo está siendo demasiado duro en Sierra Morena… el verano se ha adelantado y adentrarse en lo más profundo de la sierra en esta época para explorar el terreno en busca de cavidades es una locura, como ya hemos comprobado: garrapatas, pulgas y chinches aparecen por doquier.

Los capitolinos del G40 (como así nos llaman nuestros compañeros de Priego de Córdoba) hemos reservado por tanto para este verano la exploración y topografía de lugares frescos como minas de agua pendientes por Córdoba y municipios de Sierra Morena.

El pasado miércoles 13 de Mayo, estuve junto a Luna Granados (de Córdoba) y Curro Ortiz (de Villa del Río) realizando una bonita ruta que comienza en Villa del Río, pronto se adentra en término de Montoro. Fue el día más caluroso de lo que llevamos de primavera (se llegó a los 42 grados), pero nosotros ni nos enteramos. En esta ruta iremos muy cerca del Río Guadalquivir para posteriormente seguir el cauce del arroyo del Corcomé, y el agua y el frescor hizo que se nos olvidara el calor.

La primera de las cavidades que visitamos fue la Cueva de La Minilla, a escasos metros del arroyo del Corcomé en su margen izquierda. Esta cueva la teníamos en el catálogo desde hace tiempo pero desconocíamos su ubicación. Realmente no es una cueva sino una mina de agua, aunque igual originariamente fue una cavidad natural.

Una corta trepada nos lleva hasta su boca, donde arranca una galería de menos de 5 metros, distancia a la cual tenemos dos salas: a la izquierda una pequeña sala con concreciones en la que habita un murciélago; a la derecha una sala algo más grande (unos 10 metros cuadrados), donde se pueden observar las raíces en los techos y en cuya pared izquierda existe una nueva galería de unos 4 metros por la que hay que reptar para adentrarse y en la que desde aquí alertamos que bien merece un estudio arqueológico y una excavación, pues es muy posible que aparezca algo de interés al retirar toda la acumulación de tierra y arcilla que hay en el suelo.

Continuamos el cauce de este bonito arroyo y antes de llegar a la Ermita de La Fuensanta, justo antes de que la carretera pase por un puente por encima del arroyo del Corcomé, abandonamos el arroyo por la margen izquierda y ascendemos hacia un talud de caliza del Mioceno situado unos metros más arriba. Allí nos espera la segunda de las cavidades, a la que hemos denominado Mina de Agua de La Fuensanta, y cuya antesala es una gran presa previa a la boca de entrada. Para poder acceder a la galería hay que pasar por la presa, y por tanto toca mojarse hasta casi la cintura. La galería finaliza algo después de los 5 metros, y en las paredes y techos de la misma podemos ver jóvenes espeleotemas en formación: pequeñas banderas, coladas, alguna estalagmita pequeña y abundancia en estalactitas.

Agradecer a Curro Ortiz (Sierra Morena Active) todas las explicaciones que nos dio durante toda la ruta: flora, fauna e historia de todos esos parajes y cavidades. Todo un lujo contar con este guía excepcional en una zona no muy conocida, en la vega del Río Guadalquivir y con un patrimonio natural e histórico que la hace muy atractiva, que debería ponerse en valor cuanto antes.