Antonio Mediavilla Díaz

GEJAM (Córdoba)


¿Cuándo y cómo te iniciaste en el mundo de la espeleología?

Empezamos en el 1962. Lo creamos un grupo del Instituto entusiasta de las antiguas Ciencias Naturales.

¿Recuerdas la primera cueva que exploraste? ¿Qué recuerdas de aquella primera vez?

La Cueva de la ilusión, en Cordoba capital.

¿Hacíais planos de las cuevas? ¿Qué metodología e instrumentos usabais para ello? ¿Recuerdas algunas de las cuevas más importantes de las que hicisteis topografía?

Sí, claro. El método no era complicado: una brújula, una cinta métrica y dos medían y otro pintaba.

¿Cuánta gente solía ir a las salidas de media? ¿Qué tipo de salidas eran?

Entre 5 y 7 personas.

¿Hizo hallazgos arqueológicos tu grupo? ¿Cuáles recuerdas?

Sí, muchos. Muchas salidas eran exclusivamente de arqueología dirigidas por Don Juan Bernier.

¿Qué cueva o sima fue la que más te marcó y por qué?

La cueva de los Murciélagos y la sima de Cabra.

Antonio Mediavilla (derecha) recogiendo una placa conmemorativa en gratitud a su labor y aportación a la espeleología cordobesa durante el I Campamento de espeleología de Sierra Morena Cordobesa celebrado en Espiel en Abril de 2018

¿Cuáles fueron las cuevas o simas más importantes que exploraste en el territorio de Españay/o fuera de él?

Cullalvera (Santander), Cueva del Gato (Málaga).

¿Tuviste tú o algún compañero algún accidente en las exploraciones de aquellos años? ¿Qué ocurrió?

Nunca.

¿Con qué frecuencia hacíais prácticas de progresión vertical? ¿Qué lugar o lugares usabaispara ello?

Todos los fines de semana, si no había una salida fuera de Córdoba. Nos iniciamos de en las canteras del Cañito Bazán (unos 9 metros), poco después pasamos a las canteras de Asland (20 metros) y posteriormente al puente de Hierro (40 metros).

¿Cuál era vuestro modus operandi cuando teníais noticias de la existencia de una cueva yteníais que ir a explorarla? ¿Cuál era la logística o planificación?

Si estaba al alcance de un día andando, macuto al hombro y a caminar. Si era por la provincia, el tren o la Alsina y después a andar.

Para concluir, cuéntanos alguna anécdota o reflexión sobre tu experiencia en la espeleología

Fue una experiencia extraordinaria. Fui feliz haciendo espeleo, me forjó un carácter que me duró para toda la vida e hice unas amistades que aún más conservo.

Antonio Mediavilla en la Sima de Cabra, en el año 1965 (Archivos del GEJAM)

Antonio Mediavilla (centro de la imagen) junto a otros compañeros del GEJAM en la estación de Espiel, durante unas exploraciones en 1964 (Archivos del GEJAM)