La pasada semana el G40 volvió a explorar y topografiar otra mina de agua situada en la Sierra Morena Cordobesa, cerca del casco urbano de Córdoba capital. Una vez más, nuestro amigo Pancho Gamero (experto en las conducciones subterráneas de Córdoba) nos dio la oportunidad de adentrarnos en estas cavidades antrópicas que abundan en la Sierra de Córdoba.

Se trata de una mina de agua de unos 180 metros de desarrollo horizontal, con una anchura media de 0,70 metros y una altura media de 1,80 metros, alcanzando en algunos puntos un máximo de altura en los techos de hasta 3 metros. A lo largo del recorrido aparecen hasta tres lumbreras, una de ellas de 19,20 metros de altura.

Nos llamó la atención esta mina de agua por su belleza, tanto en sus cristalinas y limpias aguas como en sus blancas y concrecionadas paredes, techos y suelos, abundantes en espeleotemas sobretodo en la parte final de la cavidad: estalactitas, coladas, gours… y otras caprichosas formas se dejan ver con facilidad. El intenso color blanco de la cavidad recordaba en parte a la archiconocida mina de agua de Fato. Sin embargo, el caudal en esta nueva cavidad era insignificante, así como el nivel de profundidad del agua, que rondaba los 5 centímetros de media, con máximos de 15 centímetros de profundidad.

En una parte de la mina de agua, las paredes y techos de las galerías están reforzadas con cemento y ladrillo mientras que en otras partes de la cavidad aflora directamente la roca madre.

En cuanto a la fauna, una pequeña colonia de murciélagos que no sobrepasa la decena, usa esta cavidad como refugio.

Ángel y Paco Muñoz se quedaron en la boca de entrada como equipo de apoyo mientras que Pancho Gamero y Abén Aljama exploraron al completo la cavidad y realizaron la toma de datos para el posterior levantamiento topográfico.